jueves, 23 de enero de 2014

Sobre el coleccionismo, la necesidad de querer mugrero.

¿Alguna vez se han preguntado por que coleccionamos cosas? El ser humano ha coleccionado cosas desde la antigüedad, incluso desde la edad de piedra cuando los seres de las cavernas coleccionaban craneos, huesos y pieles de los animales cazados con el fin de usarlos como armas o vestimentas, quizas algunas veces solo los conservaban como "trofeos", esta en nuestra naturaleza.

No somos la única especie coleccionista, hay algunos animales que lo hacen tambíen, unos con fines de supervivencia como los perros que entierran huesos o juguetes y otros con fines de apareamiento como algunas aves que adornan sus nidos con varios objetos para llamar la atención y ganar a la hembra.

Pero, ¿y nosotros, por que coleccionamos?

Ya sean coches, motos, aviones... todos tenemos algo en comun y que nos diferencia de los demas. Tenemos esa “necesidad” de coleccionar lo que nos gusta.

Curioseando por internet sobre este tema me he encontrado con esto, son un par de textos, de la vision negativa y positiva del coleccionismo, con algunos apuntes psicológicos para entender un poco el porque de nuestra aficion

¡Parece que en el fondo estamos un poco locos!

Visión negativa del coleccionismo

Creo que todos los aficionados corremos el riesgo de pasar por una etapa de coleccionismo compulsivo, entendiendo como tal el intento de acaparar todo cuanto es posible encontrar relativo al objeto de tu afición.

Walter Benjamin se interesó en 1937 por la naturaleza del coleccionismo a propósito de su encuentro con Eduard Fuchs, propietario de una de las mayores colecciones del mundo de caricaturas, arte erótico y cuadros de costumbres. En su ensayo Eduard Fuchs: historia y coleccionismo, Benjamin plantea el doble problema de los caracteres psicológicos del coleccionista y de la naturaleza del coleccionismo en tanto que traslación de la historia de la cultura a un patrimonio de bienes.

En relación con el primer problema, Benjamin detecta ya en Fuchs (y por extensión en todos los coleccionistas) los atributos de una sensibilidad ligada a un pathos (‘pathos’, voz griega que significa ‘sufrimiento y pasión’) específico, unos atributos que convierten al coleccionista en un individuo perteneciente a las minorías más excéntricas y complejas de la sociedad: "A la figura del coleccionista, que con el tiempo aparece cada vez más atractiva, no se le ha dado todavía lo suyo.
Nada nos impide creer que ninguna otra hubiese podido deparar ante los narradores románticos un aspecto más seductor. Son románticas las figuras del viajante, del jugador, del virtuoso. Pero falta la del coleccionista". Benjamin insiste luego en el interés que dicha figura presenta para la psicología. Y sabemos que la psicopatología moderna considera abiertamente el coleccionismo como una conducta ligada a naturalezas maníacas y megalómanas, estrechamente relacionada con comportamientos premórbidos, como la usura o la avaricia.

Sin embargo, más allá de los caracteres psicológicos del coleccionista, Benjamin se interroga, a propósito de Fuchs, sobre el sentido del coleccionismo en relación con la memoria y la recuperación de la historia. Para Benjamin, tras la conducta del coleccionista privado se esconde la obsesión de objectualizar el legado del pasado y de convertirlo en un patrimonio valiosísimo de bienes, unos bienes que no poseen valor pecuniario alguno, y que sin embargo constituyen un incalculable tesoro.

El arraigo de la propiedad en el espíritu del coleccionista, y sólo este aspecto de la naturaleza del coleccionismo puede explicar el denominador común de este pathos a lo largo de toda la Historia: buscar, encontrar, clasificar y agrupar parte de la historia,de la cultura.

Visión positiva del Coleccionismo

La pasión de coleccionar es tan vieja como el hombre. Todos tenemos, como uno de nuestros rasgos fundamentales, una inclinación a coleccionar.

Cuando el doctor Vallejo-Nájera llegó a considerar el coleccionismo como una “patología sana” sintetizó de una manera brillante dos aspectos fundamentales en torno al coleccionismo. Por una parte su motivación psicológica. Así, esta pasión coleccionista de “reunidor de un poco de todo” es, como ya decía Cicerón, un modo de expresar inequívocamente el control sobre un aspecto de nuestra realidad privada, un modo de autoafirmación. Al coleccionista le mueve principalmente el deseo de posesión, la necesidad de una actividad libre, el propósito de autosuperación y la urgencia de clasificarse a sí mismo.

En ocasiones estas cuatro motivaciones se producen conjuntamente para definir una pasión coleccionista que justifique a un mismo tiempo los apetitos íntimos, el afán de liberación, la propia vocación de artista y hasta la certeza de obtener una aceptación. El coleccionista invierte tiempo y dinero en una afición suavemente obsesiva: acopiar objetos de una misma gama, series de cosas que él considera en sí mismas valiosas. Una especie de ritual que en casos muy aislados se puede hacer patológica. Objetos de colección por otra parte que obedecen a cualquier criterio.

Por otra parte, esa “sanidad” de la que hablaba Vallejo-Nájera se constata día a día a través de numerosos estudios que demuestran los beneficios que conlleva el coleccionismo. A su contribución en la creación de nuevos estímulos culturales y educacionales que desarrollen el aprendizaje entre los más pequeños –el caso de la placa de cava como ayuda didáctica, ya que mediante una enseñanza original, interesante y divertida, la placomusofilia instruye, además de desarrollar la capacidad intelectual, el lenguaje y la sociabilidad, la tendencia por el orden y el ahorro y un reposo físico y psíquico-, otras investigaciones han corroborado que el coleccionismo ayuda a superar el aislamiento social, además de servir como un remedio contra las vicisitudes y las prisas de la vida moderna, al ser ante todo una magnífica fórmula para llenar los ratos libres y educar a uno mismo y a los que le rodean en el gusto por lo bello, por la búsqueda y por la curiosidad. Asimismo, se deben difundir y analizar con mayor rigor sus virtudes terapéuticas.

Así, muchos médicos recomiendan a personas mayores el coleccionismo , principalmente a pacientes que se recuperan de problemas de estrés o cardiacos. Y es que el coleccionismo debe vivirse como una afición flexible, que puede y debe convivir perfectamente con otras aficiones o actividades, pero que conlleva hábitos de conducta “sanos” que se mantienen durante toda la vida, como el carácter voluntarioso, constante, metódico y apasionado por la ocupación del tiempo libre, y que encierra la satisfacción personal por la posesión de algo único e irrepetible.

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